Como si de una pelicula de ciencia ficción se tratase, bacterias han mutado tanto dentro como fuera de la Estación Espacial Internacional, según lo informado por especialistas, tanto la estructura tecnológica con que opera la Estación Espacial Internacional, como la salud física de los astronautas que la habitan, se encuentran bajo un serio peligro por el accionar corrosivo de bacterias mutantes capaces de sobrevivir en la extremas condiciones del espacio exterior.
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Se trata de potentes microorganismos altamente adaptables, incluso a las bajísimas temperaturas que se registran en el universo más allá de la atmósfera terráquea, que logran sobrevivir sin agua, sin alimento, y sin protección alguna contra las mortíferas radiaciones estelares.
Según relata el sitio web ABC, las bacterias están presentes en la EEI desde 1998, cuando esta empezó a ensamblarse, y hasta el momento se han encontrado 76 clases de microorganismos diferentes.
El problema fue advertido hace un año por el vicepresidente de la Academia de Ciencias de Rusia, Anatoly Grigoryev, quien indicó que “las bacterias están atacando la estación” pues estos organismos “corroen los metales y los polímeros y pueden causar fallos en los equipos”.
Las bacterias en su amplia mayoría inofensivas para la salud humana, pero letales para la correcta operación de los sistemas electrónicos que abastecen el funcionamiento de la misión espacial. Sucede que el accionar propio de estas bacterias, que va corroyendo los polímeros y metales del compuesto tecnológico, es tan inevitable como desconocido.
Lo grave del caso es que estas bacterias se han adaptado para soportar (tanto dentro como fuera de la estación) las duras condiciones del espacio y que –agrega el científico– su “multiplicación incontrolada” podría causar “enfermedades infecciosas entre los miembros de la tripulación”.
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El tema también radica en que no hay cómo quitarlas, pues justamente estas bacterias resistentes aguantan todo tipo de sustancias. El próximo intento será enviar a la EEI una lámpara de luz ultravioleta para mantenerlas a raya, aunque nadie sabe si esto dará resultado.
Todo lo que se sabe sobre estos microorganismos es que pueden vivir muchos años en las condiciones más extremas, mutando de manera aleatoria para superar cada límite vital impuesto por el medio ambiente, incesantemente, una y otra vez.
Si se tiene en cuenta que el primer ser vivo del planeta, nacido hace más de 4 mil millones de años, fue una bacteria, entonces no habría mucho por qué sorprenderse: toda la biodiversidad planetaria se basa en la existencia y evolución de estos seres.
[gamp]